Historia de la felicidad

Cuando tenía cinco años, un hombre joven, no de mucha edad.. debería tener unos treinta y cinco años o por ahí, me dijo: "Hija mía, la felicidad no existe". Pero tenía cinco años, y no me preocupaba por cosas que no entendía y la dejá pasar. Con la edad, y con la madurez aprendí a dar valor a "eso tan raro" que me había dicho ese desconocido y al darle vueltas pensé que era totalmente mentira, porque la felicidad sí existe, si crees en ella, si la buscas y si la intentas encontrar y la verdad yo me paré a pensar que era de estas personas que intentaban encontrarla, que creían en ella porque en un momento dado la habían vivido, fuera pasado o presente: el caso es que la había vivido o la estaba viviendo. També em vaig parar a pensar en qué había podido ser del hombre que me había dicho esas palabras que tanto me había parado a pensar anteriormente, qué tal le hiría la vida, pero enseguida me olvidé porque supe que nunca lo volvería a ver. ¿Qué no lo volveria a ver? Me lo encontré cuando ya tenía once años, y me miró y me dijo: "Recuerdas lo que te dije cuando eras pequeña? entonces, con miedo, asentí con la cabeza, y volvió a hablar: "Pues bien, he estado reflexionando estos seis años y he cambiado por completo de opinión: la alegría sí existe, si la buscas y rebuscas, la puedes encontrar con mucho empeño. Cuando habían pasado unas horas de esta conversación pensé: No puede ser, ha dicho lo que yo pienso.. esto es muy raro. Y ahora que aún he madurado más y sé más de la vida que cuando me lo encontré por última vez, me lo volví a encontrar por la calle, en el mismo sitio que las dos anteriores veces y me dijo: Sé que pienso lo mismo que ti, porque sé lo que piensas y te lo digo. Soy tu ángel de la guarda. Desde ese día no me lo he vuelto a encontrar, aunque quiero, y es que quiero que me prometa que no dirá nunca a absolutamente nadie todo lo que pienso.

1 comentari:

Carla ha dit...

Els meus textos son guays? Pero mira els teus nena ¬¬